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Celebraciones Wicca

jueves, 28 de julio de 2011

La Santa Inquisición Española

Aviso: Lo que expongo aquí puede herir tu sensibilidad y dañarte. Mi intención es informar sobre la historia, aunque esta parte de ella es muy dolorosa y humillante.

(Algunas de las imágenes están reducidas, si quieres verlas en su tamaño original, dale click sobre ellas)

El Malleus Maleficarum (del latín: Martillo de las Brujas), es probablemente el tratado más importante que se haya publicado en el contexto de la persecución de brujas y la histeria brujeril del Renacimiento. Es un exhaustivo libro sobre la caza de brujas, que, luego de ser publicado primeramente en Alemania 1486, tuvo docenas de nuevas ediciones, se difundió por Europa y tuvo un profundo impacto en los juicios contra las brujas el continente por cerca de 200 años. Esta obra es notoria por su uso en el período de la histeria por la caza de brujas que alcanzó su máxima expresión desde mediados del siglo XVI hasta mediados del XVII.
“Durante muchas edades dijeron que había brujas. La Biblia lo decía. La Biblia mandaba que no debiera permitirles vivir. Por lo tanto la Iglesia, después de hacer su trabajo de forma ociosa e indolente por 800 años, tomó sus cuerdas, tenazas y atizadores, y se puso hacer su sagrado trabajo con ganas. Trabajó duramente dia y noche durante nueve siglos y metió en prisión, torturó, colgó y quemó hordas a ejércitos de brujas, y lavó y limpió al mundo cristiano con su malvada sangre. Luego se descubrió que no existían las brujas, ni las había habido nunca. Uno no sabe si reírse o llorar”  Mark Twain.
 La Inquisición Española (1 de 5)
 

Entre el año 1478 y el 1833, miles de personas fueron detenidas, torturadas y ejecutadas por que sus creencias religiosas no estaban bien vistas en su patria. Fueron victimas de la Inquisición española. La Inquisición fue una organización siniestra,pero ha estado tan oculta por la leyenda que hasta ahora a resultado difícil contar la verdadera historia de esos días lúgubres de la Iglesia Católica. Aunque muchos aseguren que duró aproximadamente 500 años, en realidad se continuaba en la clanestinidad durante 400 años más, y aún hoy día se duda que se haya abolido totalmente.

La inquisición fue un tribunal eclesiástico establecido en la Edad Media para castigar los delitos contra la fe. Sus víctimas eran las "brujas", los judíos, herejes, alquimistas, disidentes, homosexuales y cualquier persona no grata al clero. Los acusados eran brutalmente torturados y ejecutados, y sus bienes requisados.

Se relatan aquí los instrumentos de tortura más comúnmente utilizados, su uso y sus víctimas.

AUTOS DE FE
Se distinguen tres tipos:

-Autos de fe generales: se pronunciaban sentencias de relajación al brazo secular para que éste dictase sentencia de muerte por fuego. Se celebraban en la plaza pública, con las autoridades y corporaciones de la localidad presente (además de la muchedumbre que acudía a ellos como auténticas fiestas). El juez ordinario debía pronunciar las sentencias de muerte. En ocasiones eran convocados con un mes de anticipación, se celebraban en días festivos y constituían todo un acto de solemnidad, pretendiendo ser demostración de la fe y la unidad doctrinal de un pueblo.

-Autos de fe particulares: se celebraban sin aparato ni solemnidad, en una iglesia y sin asistencia de autoridades ni corporaciones. Podían dictarse relajaciones del brazo secular.

-Autos de fe singulares: destinados a un solo reo. Se celebraban en salas del tribunal, y recibían el nombre de "autillos".
Su origen se remonta a la Inquisición medieval y su momento de auge se sitúa en los siglos XVI y XVII en Roma, España y los países de denominación castellana.

La noche anterior a su celebración se comunicaba la sentencia los condenados a muerte, y una procesión recorría las calles de la ciudad para poner una cruz verde como signo de la Inquisición, en la plaza destinada al acto.
Al día siguiente, después de la comida, se iniciaba una procesión en la que los condenados iban vestidos con sus correspondientes "Sambenitos" y tocados con corazas. Se colocaban en el lugar donde iban a ser quemados y se procedía a la lectura de las sentencias, un sermón y el juramento de la Inquisición. Los autos generales y solemnes eran celebrados con ocasión de visitas oficiales del rey o importantes cargos eclesiásticos a una determinada localidad, y de bodas reales.

SAN BENITO
 El sambenito fue creado por la orden Benedictina gracias a las “Reglas de San Benito”(Benito de Nursia).

El usado por la Inquisición era una especie de gran escapulario con formade poncho. Estaba hecho con una tela rectangular con un agujero para pasar la cabeza, que una vez puesta le llegaba al condenado hasta poco más abajo de la cintura por el frente y por la espalda, dejando los hombros al descubierto.

El sambenito solía llevar motivos que aludían a la condena: una cruz de San Andrés en el caso de los delitos leves, demonios y llamas en los delitos más graves que se castigaban con la muerte en la hoguera. Muchas veces llevaban escrito el nombre del condenado, como en el caso de los famosos sambenitos de la iglesia de Santo Domingo de Palma de Mallorca, que originaron el asunto de los chuetas (personas marginadas por ser familiares de los condenados). Ivan paseando por la ciudad descalzos, vistiendo el sambenito y con un gran cirio encendido en la mano. El sambenito a menudo era expuesto públicamente tras la ejecución de la sentencia para que sirviera de memoria y ejemplo.

LAS JAULAS COLGANTES
Hasta finales del siglo XVIII, en los paisajes urbanos de Europa no era extraño encontrar abundantes jaulas de hierro y madera adosadas al exterior de los edificios municipales, palacios ducales o de justicia, catedrales, murallas de las ciudades o en altos postes cerca de los cruces de caminos.Es algo que habrás visto en las películas y en lo que quizá no has reparado, pero que existió.

Gran cantidad de ejemplos perduran hoy en día, como en el palacio de Mantúa o en el ábside de la catedral de Münster (Suiza).En Venecia, lugar de origen de la jaula celular, las jaulas se colgaban en el Puente de los Suspiros, y más a menudo en los muros del Arsenal.

Una tradición familiar cuenta que dicha jaula se descolgó en 1750-52, años en que el segundo gran duque lorenés de Toscana, Prieto Leopoldo, destruyó todos los elementos de tortura y ejecución, y desde entonces se ha conservado en el palacio familiar. Las víctimas, desnudas o semidesnudas, eran encerradas en las jaulas y colgadas. Morían de hambre y sed; por el mal tiempo y el frío en invierno; y por el calor y las quemaduras solares en verano.

A menudo, anteriormente habían sido torturadas y mutiladas para mayor escarmiento. Normalmente los cadáveres se dejaban en descomposición hasta el desprendimiento de los huesos, aunque a veces se cubrían herméticamente con resina de pino, con el fin de retrasar los efectos de la descomposición, y se rodeaban con correas para impedir el desprendimiento de los miembros.

De ésta manera, se utilizaban como escarmiento moral. Evidentemente, las víctimas, una vez muertas, eran pasto de todo tipo de animales.

LA SIERRA
Observando el dibujo, éste instrumento de tortura no necesita muchas explicaciones.
Sus mártires son abundantes. Debido a la posición invertida del reo, se asegura suficiente oxigenación al cerebro y se impide la pérdida general de sangre, con lo que la víctima no pierde el conocimiento hasta que la sierra alcanza el ombligo, e incluso el pecho, según relatos del siglo XIX.

La Biblia dice (II Samuel 12:31) que David, rey hebreo y santo cristiano, exterminó a los habitantes de Rabbah y todas las ciudades amigas por el método de poner hombres, mujeres y niños bajo sierras y rastrillos y hachas de hierro y hornos de ladrillo.

Ésta especie de aprobación, poco menos que divina, contribuyo a la aceptación de la sierra, el hacha y la hoguera. La sierra se aplicaba a menudo a homosexuales, aunque principalmente a hombres.
En España la sierra era un medio de ejecución militar hasta el siglo XVIII según referencias contemporáneas, las cuales, sin embargo, no citan ningún hecho concreto.

En Cataluña, durante la Guerra de la Independencia (1808-14), los guerrilleros catalanes sometieron a decenas de oficiales enemigos a la sierra. En la Alemania luterana la sierra esperaba a los cabecillas campesinos rebeldes, y en Francia a las brujas preñadas por Satanás.

COLLAR PENAL
Hay muchos tipos de ataduras que ligan a personas a pesos inhumanos: tobilleras (la clásica "bola" que llevan los presos de los dibujos), muñequeras, cinturones, collares...

El condenado debía llevar consigo éstas cargas durante largo tiempo: semanas, meses, años o incluso toda la vida. El bloque de la fotografía lleva una cadena con una anilla para el cuello en el extremo. La piedra, de doce kilos, se sujetaba con las manos, en cualquier momento y lugar. La víctima sufría un mortal esfuerzo, y la abrasión del cuello y los hombros, con la consiguiente infección y gangrena, que no solían ser mortales en los primeros meses.

CINTURÓN DE SAN ERASMO
Los instrumentos provistos de pinchos en su interior eran, y en determinados ambientes aún lo son, predilectos de religiosos que se mortifican. Lógicamente, los mismos instrumentos servían también para la tortura inquisitorial y punitiva.

Su funcionamiento era el siguiente: se ceñía en torno a la víctima, y rápidamente empezaba a herir y lacerar la carne con cada pequeño movimiento, con cada respiración.

Luego llegaba la infección, la putrefacción y la gangrena. No pocas veces, el verdugo agregaba gusanos carnívoros en la parte descarnada que se introducían royendo hacia el interior del abdomen.


LA CIGÜEÑA
Éste es otro de los instrumentos de tortura que a primera vista no da fe de los sufrimientos que es capaz de crear, porque su misión no es únicamente la de inmovilizar a la víctima.
A los pocos minutos de su utilización sobre la persona, ésta sufre grandes calambres, primero de los músculos abdominales y rectales, luego de los pectorales, cervicales y de las extremidades. Con el paso de las horas, estos calambres conducen a un continuo e insufrible dolor en abdomen y recto. En tal situación, la víctima solía ser golpeada, pateada, quemada y mutilada a placer.

LA FLAUTA DEL ALBOROTADOR

Los instrumentos de tortura hechos con forma de trompeta, trombón, flauta, dulce, oboe.... están fabricados en madera, bronce o hierro. Probablemente, son de origen holandés, y se asocian sobre todo a los siglos XVII y XVIII, aunque se conocen algunos ejemplos anteriores y posteriores.

El collar de hierro se cerraba por detrás del cuello de la víctima, y sus dedos colocados como los de un músico bajo los cortes de la mordaza eran apretados a voluntad del verdugo pudiendo llegar al aplastamiento de carne, huesos y articulaciones. Ésta tortura era, sobre todo, una forma de la picota de exposición a la vergüenza pública, con todas las consecuencias habituales, dolorosa y a veces fatales, que marcaban la suerte de los así expuestos.

Se imponía para castigar delitos menores: conflictividad, blasfemia en primer grado, palabrería soez, alteración del orden público, etc.

En Italia, según referencias de archivos romanos, napolitanos, parmesanos y boloñeses, a menudo se aplicaba a los que montaban juerga y provocaban alboroto delante de la iglesia durante las misas. En la República Veneciana, se aplicaban flautas pesadas de hierro a quienes abusaban de la denuncia anónima contra otros, "empujados por la malicia, enojo o envidia".

EL APLASTAPULGARES
Simple y muy eficaz, el aplastamiento de los nudillos, falanges y uñas es una de las torturas más antiguas. Los resultados, en términos de dolor infringido con relación al esfuerzo realizado y al tiempo consumido, son altamente "satisfactorios". Éste era uno de los muchos instrumentos utilizados en lo que se conoce como "las preguntas dolorosas", que consistían en la extracción de confesiones por medio de torturas
descritas e ilustradas con precisión científica, hasta los mínimos detalles: el grosor de cuerdas, el número de eslabones de las cadenas, la longitud de clavos y tornillos, los grados de mutilación permanentes permitidos para diferentes grados de acusaciones, etc.

En el año 1629 en Prossneck, Alemania, dejaron a una mujer con éstos tornillos puestos de diez de la mañana a la una de la tarde mientras que el torturador y sus colaboradores fueron a almorzar.

EL PÉNDULO
Una tortura fundamental, que a veces constituía únicamente una preparación de la víctima para posteriores tormentos, era la dislocación de los hombros mediante la rotación violenta de los brazos hacia atrás y arriba.

El suplicio del péndulo es (como tantas otras torturas) barato y eficiente. No necesita equipos complicados. Las muñecas de la víctima se ataban por detrás de la espalda, y en esa ligadura se añade una cuerda y se iza. Inmediatamente,  los húmeros se desarticulan junto con la escápula y la clavícula. Tal dislocación producía horribles deformaciones, a menudo permanentes.

La agonía se podía estimular mediante pesas agregadas progresivamente a los pies, hasta que al fin el esqueleto se desmembraba. Al final, la víctima, paralizada, moría.

LA PICOTA EN TONEL
Era una especie de vergüenza pública que se aplicaba sobre todo a los borrachos.
Había dos clases de "picotas en tonel": las que tenían el fondo cerrado, en las que la víctima se colocaba dentro, con orinas y estiércol o simplemente con agua podrida, y las abiertas para que las víctimas caminaran por las calles de la ciudad con ellas a cuestas, lo que les producía un gran dolor debido a su gran peso.

Entre los instrumentos de escarnio pública también hay que destacar los collares para vagos y maleantes. Consistían en pesadas "botellas" de madera o piedra, o gruesas "monedas" de hierro que se colgaban al cuello de los borrachos las primeras y de mercaderes deshonestos las segundas.
A los cazadores furtivos se les ataban cadenas con los cadáveres de los animales cazados furtivamente, hasta la putrefacción y desprendimiento de los mismos (castigo especialmente eficaz en verano) Los collares rondaban los ocho o nueve kilos, por lo que su aplicación durante noches y días enteros, provocaba heridas e infecciones y, en ciertos casos extremos, incluso gangrena.

EL APLASTACABEZAS

La barbilla de la víctima se colocaba en la barra inferior, y el casquete era empujado hacia abajo por el tornillo. Los efectos de este proceso son evidentes. Primero, se destrozan los alvéolos dentarios, después las mandíbulas, y luego el cerebro se escurre por la cavidad de los ojos y entre los fragmentos del cráneo. Hoy en día ya no se utiliza como pena capital, pero goza de gran estima para su uso como interrogatorios en buena parte del mundo.
En la actualidad, el casquete y la barra inferior están recubiertos de un material blando que no deja marcas sobre la víctima.

Existen unos instrumentos con una finalidad parecida llamadas "rompecráneos", que como su nombre indica se diferenciaban del "aplastacabezas" en que en vez de aplastar el cráneo lo rompían. Esto aseguraba que el diablo saldría de la cabeza del acusado.

LA RUEDA PARA DESPEDAZAR
Era el instrumento de ejecución más común en la Europa germánica, después de la horca, desde la Baja Edad Media hasta principios del siglo XVIII. En la Europa latina el despedazamiento se llevaba a cabo con barras de hierro macizas y mazas herradas en lugar de ruedas.

La víctima, desnuda, era estirada boca arriba en el suelo o en el patíbulo, con los miembros extendidos al máximo y atados a estacas o anillas de hierro. Bajo las muñecas, codos, rodillas y caderas se colocaban trozos de madera. El verdugo, asestando violentos golpes con la rueda de borde herrado, machacaba hueso tras hueso y articulación tras articulación procurando no asestar golpes fatales.
  

La víctima se transformaba, según nos cuenta un cronista alemán anónimo del siglo XVII, "en una especie de gran títere aullante retorciéndose, como un pulpo gigante de cuatro tentáculos, entre arroyuelos de sangre, carne cruda, viscosa y amorfa mezclada con astillas de huesos rotos" . Después se desataba e introducía entre los radios de la gran rueda horizontal al extremo de un poste que después se alzaba. Los cuervos y otros animales arrancaban tiras de carne y vaciaban los ojos de la víctima hasta que a ésta le llegaba la muerte.

Como se ve, era una de las torturas más largas y agónica que se podía infligir.Junto con la hoguera y el descuartizamiento, éste era uno de los espectáculos más populares de entre los muchos similares que tenían lugar en las plazas de Europa. Multitudes de plebeyos y nobles acudían a deleitarse con un "buen" despedazamiento, preferentemente de una o varias mujeres en fila.
La rueda (fija y móvil): Inmediatamente pensamos en la del carro sobre la que se dejaba perecer de dolor e inanición al condenado, el verdugo previamente había descoyuntado los miembros. Esta es la rueda más conocida por cuanto fue la más utilizada a lo largo del período que va desde la Baja Edad Media hasta principios del siglo XVIII. Existía sin embargo otro tipo de rueda, de orígenes más antiguos, que funcionaba haciéndola girar con el cuerpo atado sobre ella. Gracias a la viva y sutil imaginación de los verdugos, las posibilidades de utilización de este instrumento eran tan variadas que los había de varios tipos y dimensiones, fijos o móviles, según el suplicio infligido.

-En la rueda fija, de amplia circunferencia, se ataba a la víctima disponiéndola sobre la superficie externa recubierta de puntas de hierro. El cuerpo, estirado con fuerza por las cuerdas contra estas puntas, se laceraba y trituraba terriblemente cuando la rueda giraba, por la acción de un manivela, sobre un lecho de clavos fijados en suelo. Este tipo de rueda se utilizaba para quemar viva la víctima al hacer que ésta girase lentamente sobre un brasero encendido o una hoguera.

-En la rueda móvil, que era de grandes dimensiones, se ponía al condenado en la parte convexa de la misma convenientemente atado y se le dejaba caer sobre lugares escarpados y pedregosos. Rodando a grandes velocidades el cuerpo se descarnaba y fracturaba totalmente.

tronadora:Era otra variante de la rueda de hierro. Se hacía girar una rueda lentamente y la víctima estaba amarrada con sus extremidades colgando. El ejecutor le daba sendos golpes con un mazo metálico quebrándole poco a poco sus huesos. Muchas veces se le dejaba con vida a la víctima (aunque totalmente destrozada) y se ponía la rueda lo más alto posible para que las aves terminaran de hacer el trabajo.

EL COLLAR DE PÚAS

Está provisto de pinchos en todos los lados. El instrumento de la fotografía pesa más de cinco kilos, se cerraba en el cuello de la víctima, y a menudo se convertía en un medio de ejecución: la erosión hasta el hueso de la carne del cuello, hombros y mandíbula, la progresiva gangrena, la infección febril y la erosión final de los huesos, sobre todo de las vértebras descarnadas conducen a una muerte segura, atroz y rápida.

Aparte de esto, el collar presentaba la ventaja de economizar tiempo y dinero: su función es pasiva y no requiere el esfuerzo, ni por tanto el pago, de un verdugo; "trabaja" por sí mismo, día y noche, sin descanso, sin problemas y sin manutención. Por ésta razón todavía es usado por la policía en muchas partes, no sólo del Tercer Mundo.

EL POTRO
El estiramiento o desmembramiento por medio de tensión longitudinal se usó en el antiguo Egipto y en Babilonia. En Europa, junto con el péndulo, constituían elementos fundamentales en cualquier mazmorra desde la República Romana hasta la "desaparición" de la tortura hacia el final del siglo XVIII. En muchos países fuera de Europa ambos subsisten hoy en día.

La víctima es literalmente alargada por la fuerza del cabestrante. Antiguos testimonios aseguran que el estiramiento era de hasta 30 cm, longitud inconcebible que procede de la dislocación y distorsión de cada articulación de brazos y piernas, del desmembramiento de la columna vertebral y, por supuesto, del desgarro de los músculos de extremidades, tórax y abdomen, efectos éstos por descontado letales.

Ésta tortura constaba normalmente de tres grados. En el primero, la víctima sufría la dislocación de los hombros a causa del estiramiento de los brazos hacia atrás y hacia arriba, así como un intenso dolor de los muslos al desgarrarse como cualquier fibra sometida a una tensión excesiva.

En el segundo grado, las rodillas, la cadera y los codos comienzan a descoyuntarse; en el tercero se separan ruidosamente. Ya en el segundo grado el interrogado queda inválido de por vida, después del tercero queda paralizado y va desmembrándose poco a poco. Las funciones vitales van cesando según pasan las horas y los días.

PINZAS Y TENAZAS ARDIENTES
Pinzas, tenazas, cizallas se utilizaban al "rojo vivo", aunque también frías para lacerar o arrancar cualquier miembro del cuerpo humano, y eran otro elemento básico más entre las herramientas de todo verdugo.Las tenazas se utilizaban preferentemente ardiendo para las narices, dedos de las manos y pies y pezones. Las pinzas alargadas, servían para desgarrar o abrasar el pene.

Como queda explicado en la parte de la pera oral, rectal y vaginal, los genitales masculinos siempre han gozado de una especie de inmunidad. Sin embargo, en toda la larga serie de torturas, también se dan raros casos de castración, extirpación del pene e incluso amputación de la tríada completa. Las partes seccionadas a menudo eran quemadas dentro del puño de la víctima.
Éstos castigos no se aplicaban por actos de violencia contra la mujer como se podría pensar, sino más bien por intentos de violencia o conspiraciones contra gobernantes o príncipes.
La violación extra- matrimonial raramente era castigada, y la violación matrimonial siempre ha sido sacrosanta.

EL CEPO
Se colocaba a la víctima con las manos y los pies aprisionados en las aberturas correspondientes, de ésta manera eran expuestos en la plaza pública, donde el vulgo les provocaba, abofeteaba y embadurnaba con heces y orina. En muchas ocasiones, los condenados eran también golpeados, lapidados, quemados, lacerados e incluso gravemente mutilados. También las incesantes cosquillas en las plantas de los pies y en los costados llegaban a convertirse en una tortura insoportable.

EL POTRO EN ESCALERA
La finalidad de este suplico es similar a algunas de las ya vistas, pero en éste caso se abrasaban los costados y las axilas mediante una antorcha compuesta por siete bujías.

Si la víctima, ya paralizada, con los hombros destrozados y moribunda a causa de las infecciones producidas por las quemaduras seguía sin confesar, el tribunal estaba obligado, como siempre en un caso semejante, a reconocer su inocencia.

Se ataba al reo estirándolo, lo más posible sobre una escalera, a continuación se le quemaba con una antorcha el costado y las axilas, el inquisidor como siempre hacia las preguntas, el suplicio del preso podía durar días dependiendo de la duración del interrogatorio. Generalmente se morían a causa de la infección de las quemaduras o bien del dolor en los hombros o rodillas que al cabo de las horas se desmenuzaban.

EL TORMENTO DE LA RATA
 Sobresalía por su refinamiento. También fue utilizado por la Inquisición, pero su existencia se conoce desde los tiempos de la antiguo China. Consistía en colocar una rata sobre el abdómen del torturado, encerrada en un jaula abierta por abajo, y los verdugos la hacían rabiar con palos ardiendo, de forma que el animal tenía que buscar una salida y a mordiscos abría un túnel en las tripas del condenado, llegando, a veces, a salir por otro lado del cuerpo.


LA MORDAZA O EL BABERO DE HIERRO
Este artilugio sofocaba los gritos de los condenados para que no estorbaran la conversación de los verdugos. La "caja" de hierro del interior del aro es embutida en la boca de la víctima, y el collar asegurado a la nuca. Un agujero permite el paso del aire, pero el verdugo lo puede tapar con la punta del dedo y provocar la asfixia. A menudo los condenados a la hoguera eran amordazados de ésta manera, sobre todo durante los autos de fe, porque sino los gritos interferirían con la música sacra. Giordani Bruno, fue un religioso de la Orden de los Dominicos, filósofo, astrónomo y poeta italiano, culpable de ser una de las inteligencias más luminosas de su tiempo, fue quemado en la plaza del Campo dei Fiori en Roma en 1600 con la mordaza de hierro provista de dos largas púas, una de las cuales perforaba la lengua y salía por debajo de la barbilla, mientras que la otra perforaba el paladar.

ARMAS DE CARCELERO
 Las armas para carceleros se distinguen de las armas militares porque no son adecuadas para la guerra, ya que los enemigos van provistos de corazas y armados, pero son muy útiles para controlar la turba de prisioneros semidesnudos, evidentemente desarmados.
En el "agarracuellos"En la figura se puede observar el aro con la abertura en forma de trampa a un extremo de un asta de dos metros de longitud. Un preso, o cualquier fugitivo que intentara escapar de un alguacil escondiéndose entre la multitud, es fácilmente capturado: una vez que el cuello es aferrado por la trampa, no hay otra posibilidad que seguir al captor.

El "agarracuellos"
Es usado todavía en centenares de cárceles, y muchas veces forma parte del equipo de las fuerzas antidisturbios. Las versiones modernas incluyen, en algunos casos, el uso de electricidad.


EL CINTURÓN DE CASTIDAD
 La  opinión tradicional sobre el cinturón de castidad es que se usaba para garantizar la fidelidad de las esposas durante los períodos de largas ausencia de los maridos, y sobre todo de las mujeres de los cruzados que partían para Tierra Santa. Quizás alguna vez, aunque no como utilización normal, la "fidelidad" era de éste modo "asegurada" durante períodos breves de unas horas o un par de días, nunca por tiempo más dilatado. No podía ser así, porque una mujer trabada de ésta manera perdería en breve la vida a causa de las infecciones ocasionadas por la acumulación tóxica no retirada, las abrasiones y las laceraciones provocadas por el mero contacto con el hierro. Asimismo, hay que tener en cuenta la posibilidad de un embarazo en curso.


En realidad, el uso principal del cinturón era muy diferente: constituía una barrera contra la violación, una barrera frágil pero suficiente en determinadas ocasiones, por ejemplo, en
 épocas de acuartelamiento de soldados en las ciudades, durante estancias nocturnas en posadas, durante los viajes...
 Sabemos por muchos testimonios que las mujeres se colocaban el cinturón por iniciativa propia, hecho que algunas ancianas sicilianas y españolas aún recuerdan en nuestros días.

Entonces, es necesaria una pregunta. ¿El cinturón es o no un instrumento de tortura? La respuesta ha de ser un SÍ inequívoco, puesto que ésta humillación, este ultraje al cuerpo y al espíritu es impuesto por el terror al macho, por el temor a sufrir a causa de la agresividad humana.

EL DESGARRADOR DE SENOS
Frías o ardiendo, las cuatro puntas del "desgarrador de senos" desgarraban hasta convertir en masas informes los senos de millares de mujeres condenadas por herejía, blasfemia, adulterio y muchos otros "actos libidinosos"; aborto provocado, magia blanca erótica y otros delitos.

En varios lugares y en épocas distintas, se aplicaba un "mordisco" con las puntas al rojo vivo en un seno de las madres solteras, a menudo mientras sus hijos se retorcían en el suelo salpicados por la sangre de sus madres.

Además de la función punitiva, el desgarramiento de senos servía también como procedimiento inquisitorial y judicial.


EL GARROTE
 Hay dos versiones básicas de éste instrumento:
-La típicamente española, en la cual el tornillo hace retroceder el collar de hierro matando a la víctima por asfixia. Estamos hablando de la Inquisición, y sin embargo, este tipo de fue usado en España hasta que en 1975 se abolió la pena capital.

 - La catalana, en la cual un punzón de hierro penetra y rompe las vértebras cervicales al mismo tiempo que empuja todo el cuello hacia delante aplastando la tráquea contra el collar fijo, matando así por asfixia o por lenta destrucción de la médula espinal. La presencia de la punta en la parte posterior no sólo no provoca una muerte rápida, sino que aumenta las posibilidades de una agonía prolongada. Fue usado hasta principios de éste siglo en Cataluña y en algunos países latinoamericanos. Se usa todavía en el Nuevo Mundo, sobre todo para la tortura policial pero también para ejecuciones.

EL TORO DE FALARIS
 Uno de los instrumentos de tortura, de que fue capaz de alumbrar las mentes macabras y protervas de la antigüedad, fue el conocido como “Toro de Phalaris”. Un instrumento de tortura cuya invención se atribuye a Phalaris, un tirano de Agrakas, (la actual Agrigento, en Sicilia), que murió en el año 554 a.C. Consistía en un toro de bronce hueco en el que el condenado era introducido dentro de él, por una portezuela que tenía en un costado. Debajo del toro prendían una gran hoguera que convertía el interior en un horno. A medida que el calor interior aumentaba, los gritos y alaridos de los condenados eran desgarradores, cuyo sonido salía por la boca del toro dando la sensación de que el toro de bronce mugía. 

Al parecer no existen pruebas de la veracidad de la autoría, al contrario, ya que Phalaris fue considerado, por varios escritores contemporáneos, un gobernante culto y justo, aunque es cierto que el toro apareció por aquella época. Se cree que Falaris murió dentro de un toro de bronce, tras sublevarse el pueblo de sus tiranías.
La leyenda, no obstante, cuenta que fue un escultor ateniense, del s.VIII a.C., de nombre Perilo, quien construyó y regaló al gobernante de Agrigento un toro de bronce, destinado a quemar en su interior a los reos sentenciados a la pena capital. Según él, los gemidos lanzados por la víctima debían producir desde el interior del toro ardiente un sonido semejante al mugido del animal verdadero. Phalaris, dice la tradición, mandó hacer la primera prueba arrojando en el interior del toro al propio inventor, Perilo.

En algunos modelos les ponían tubos, colocados en el interior de la garganta de la figura, para lograr mejor sonido y más realismo en el mugido. También algunos disponían de salida de aire especial, para que el humo saliera mezclado con incienso o diferentes aromas y, al parecer, era costumbre coger los huesos calcinados para hacerse pulseras o adornos.
El toro de Phalaris era un "ingenio" que, entre los años 1500 a 1700, no faltaba en ninguna cámara de torturas que se preciara. Y estuvo presente en numerosas salas de tortura de la Inquisición, durante los siglos XVI, XVII y XVIII. 

GARRAS DE GATO
Consistía en arrancar al prisionero la carne a tiras llegándola a separar de los huesos. Para dicho proceso se utilizaba una especie de rastrillo.
Su tamaño rondaba el de los cuatro dedos de una persona. Montado encima de un mango y se usaba para reducir a tiras la carne de la victima y extraerla de los huesos en cualquier parte del cuerpo: cara, abdomen, espalda, extremidades, senos....


STRAPPARDO: Garrucha en la inquisición española siglo XV)
La técnica de este método era atar las manos del acusado a su espalda para  luego pasarle un largo palo (llamado Strappardo) por el nudo de las muñecas, el cual, con un ingenioso mecanismo de poleas, izaba al condenado unos metros. Para inflingir aún más dolor, solían atar a los pies o a los testículos de las víctimas grandes pesos.

Generalmente esto bastaba para conseguir sus fines aunque, en casos extremos, llegaban a soltar bruscamente las poleas, con lo que el condenado literalmente caía hacia el suelo impulsado por su propio peso más la carga adicional atada a sus pies o testículos. A pocos centímetros del suelo frenaban súbitamente la caída. Este sistema de soltar al condenado parándole con brusquedad en su caida se llamaba "Squassation" y con mucha frecuencia lo que provocaba era la dislocación de los brazos de las víctimas.


LA CUNA DE JUDAS

Éste era un instrumento de tortura usado principalmente para confesiones. La víctima es izada de la manera observada en la ilustración, y una vez levantada, soltada sobre la punta de la pirámide de tal manera que su peso se posa sobre el ano, la vagina, bajo el escroto o bajo el cóccix.

Según las indicaciones de los interrogadores, el verdugo varía la presión desde nada hasta todo el peso del cuerpo. También se puede sacudir a la víctima o hacerla caer repetidas veces sobre la punta. La "cuna de Judas" recibe el mismo nombre en italiano, alemán y en inglés, denominándose en francés "la veille" ("la vigilia").

En la actualidad, éste es un método muy expendido por los gobiernos latinoamericanos, con muy pocas variaciones respecto al utilizado por los inquisidores, y siendo éstas principalmente la "mejora" de los cinturones y la incorporación de la electricidad.

LA CUNA

Esta se podría considerar una forma evolucionada de la cuna de Judas. Se obligaba a la víctima a sentarse sobre una cuña de metal extremadamente afilada, el peso del cuerpo unido al de las cadenas y bolas pesadas que se le unían a los tobillos causaban que se fuera clavando el metal en el cuerpo hasta que causaba la muerte, normalmente por desangramiento aunque en algunos casos si el cuerpo se torcia podía incluso amputar una extremidad.




LOS ZAPATOS METALICOS
Los zapatos metálicos poseen en la planta unos pinchos que en caso de apoyar la planta del pie se clavan profundamente.

El reo debia mantenerte de puntillas el máximo tiempo posible, para más sufrimiento este método de tortura se combinaba con un sistema que inmobilizaba las manos y muñecas cerca de la cabeza.


LA DONCELLA DE HIERRO


Hay multitud de instrumentos de tortura con forma de sarcófago antropomorfo con dos puertas y clavos en su interior que penetran en el cuerpo de la víctima cuando éstas se cierran.

Los clavos eran desmontables, con lo que se podían cambiar de lugar, con el fin de poseer un amplio abanico de posibles mutilaciones y heridas que daban lugar a una muerte más o menos prolongada, siempre entre grandes sufrimientos.


LÁTIGOS
Hay gran variedad de látigos. Entre ellos, los hay de dos, tres y hasta ocho cadenas provistas de abundantes estrellas o/y hojas de acero cortante que se usaban y se usan para flagelar el cuerpo humano.

Para desollar se utilizaban látigos de muy diferentes tamaños; gigantes como "el gato de nueve colas", que podía lisiar un brazo y un hombro de un sólo golpe, o finos y pérfidos, como el "nervio de toro", que con dos o tres golpes podía cortar la carne de las nalgas hasta llegar a la pelvis.

El látigo de desollar se empapaba en una solución de sal y azufre disueltos en agua antes de utilizarlo, lo que unido a sus estrellas lo convertían en una herramienta destructiva y muy útil para el torturado. La carne, al ser golpeada, se convertía en pulpa, dejando a la vista diferentes órganos internos. Los látigos se siguen usando en la actualidad.

En esta fotografía se incluyen: un látigo de cadenas formadas por eslabones planos y ovales, afilados como cuchillas en forma de hojas; otro de cadena doble con cuatro pesadas estrellas de hierro en la punta; y un fragmento de un látigo del siglo XIV, denominado corona de espinas en honor a Jesucristo.

LA HORQUILLA DEL HEREJE

Como se puede apreciar en la fotografía, la "horquilla del hereje" estaba compuesta por cuatro puntas afiladísimas que se clavaban profundamente en la carne, bajo la barbilla y sobre el esternón. La horquilla impedía cualquier movimiento de la cabeza, pero permitía que la víctima murmurase, con la voz casi apagada (lo que se conocía como "abiuro", palabra que se halla grabada en un lado de la horquilla).

Si se negaba a confesar , el hereje, considerado como "impenitente", era vestido con el traje característico y conducido a la hoguera, con la condición de la Extremaunción, en el caso de la Inquisición española. Si el inquisidor era romano, el hereje era ahorcado o quemado.

Se colocaba un aro de metal en el cuello del supuesto hereje, como veis tenía una gran barra cuyo extremo terminaba en cuatro pinchos. Al apretarse el colgante los pinchos se clavaban fuertemente en la barbilla impidiendo así poder articular palabra alguna. Generalmente este instrumento se utilizaba la noche antes de quemar al preso para aumentar así más su suplicio.

LA PERA ORAL, RECTAL Y VAGINAL

Estos instrumentos se usaban y aún se usan en formatos orales y rectales. Se embutían en la boca, recto o vagina de la víctima, y allí se desplegaban por medio de un tornillo hasta su máxima apertura.

El interior de la cavidad quedaba dañado irremediablemente. Las puntas que sobresalen del extremo de cada segmento servían para desgarrar mejor el fondo de la garganta, del recto o de la cerviz del útero. La pera oral normalmente se aplicaba a los predicadores heréticos, pero también a seglares reos de tendencia antiortodoxas.

La pera vaginal, en cambio, estaba destinada a las mujeres culpables de tener relaciones con Satanás o con uno de sus familiares, y la rectal a los homosexuales pasivos.


CRUCIFIXION
En este cruel método de tortura, se situaba a la víctima encima de un taburete enfrente de una gran puerta de madera cerrada. Sus brazos eran levantados verticalmente por encima de su cabeza. Por un lado la muñeca era atada entre el cúbito y el radio y por el otro a la puerta. También los pies eran convenientemente atados entre el primer y segundo metatarso.

Los inquisidores, entonces y simultáneamente, abrían súbitamente la puerta y quitaban el punto de apoyo de la víctima (el taburete) con lo que el condenado quedaba literalmente crucificado en la puerta, inflingiéndole más o menos dolor dependiendo de la fuerza con que abrían y cerraban la puerta, con independencia de las torturas añadidas, menos sofisticadas como latigazos o calor, que aplicaban durante la crucifixión. Esta, con independencia de otras posibles, fue una de las torturas que padeció el último Gran Maestre Jaques de Molais como medio para arrancarle confesión.

HORNO DE PIE

Otro de los métodos favoritos de los torturadores de la Inquisición era atar a los acusados a una pequeña mesa de madera, impregnar los pies (que sobresalían de la longitud de la mesa) con grasa animal y acercar la mesa a una horno abierto, con lo que la grasa entraba en ignición inglingiendo gravísimas quemaduras e intenso dolor.

Uno de los templarios que sufrieron esta tortura, Bernard de Vaho, fue llevado ante la corte de justicia llevando una pequeña caja que contenía sus propios huesos del pié, totalmente calcinados.

Del como disfrutaban los inquisidores aún no lo entiendo, pero es cierto que cuanto mas tardaban en morir los reos, mas disfrutaban torturándolos.

LA BOTA DE HIERRO

Consistía en unas cuñas que se ajustaban a piernas, rodillas y tobillos. El verdugo con un martillo grande golpeaba las cuñas, con cada golpe el inquisidor repetía la pregunta, las cuñas laceraban la carne y aplastaban los huesos, a veces haciendo chorrear la medula.

El interior de la bota, en la imagen no se ve bien, pero está llena de clavos para que la tortura tenga el fin deseado.

Desde el tobillo hasta la ingle, atados y sin poder moverse, mientras el escribiente se dedicaba a anotar los acontecimientos "científicos" que padecía el reo mientras su tortura se ejecutaba, posiblemente porque el vecino le tenía envidia y fué denunciado por tender la ropa, en caso de ser una mujer o de permitir que su mujer lo hiciera, en caso de ser hombre, en sábado y que la ropa sea de color blanco.

Quizás hubo otra razón, pero cualquier cosa era suficiente para arrestar a cualquiera y satisfacer el ego de poder de la Santísima Iglesia Católica.


TORTUGA DEL AGUA

Estandarizado en Francia pero usado a traves de la cristiandad la tortura mantenia al procesado totalmente inmovilizado sobre una mesa de madera, le colocaban un trapo en la boca y le echaban agua, tragando el reo por reflejo y llegando el trapo, muy largo, casi al estómago. Entonces tiraban de él produciendo un terrible dolor ; Otra forma es colocarle en la garganta el trapo y verter el agua produciéndole al infeliz la sensación de ahogamiento, como vemos en la foto.

Una variación incluía alimentar a la víctima solamente con alimentos salados y agua sucia. Estos y otros métodos se demostraron altamente positivos en los interrogatorios a los templarios, de los 138 templarios interrogados en Paris, 134 confesaron todas las cargas acusatorias.

No es de extrañar que, bajo aquellas bárbaras sesiones de torturas, los templarios confesaron toda suerte de pecados contra la Iglesia, extrañas prácticas y rituales, Osculum Infame, adoración de ídolos...Sin embargo, hoy en día esta probado que todas las acusaciones únicamente se hallaban en las retorcidas mentes de los torturadores ya que la tortura, el increible terror anterior y el intensísimo dolor durante y después de las sesiones, hace a las víctimas reconocer cualquier delito que se las quiera imputar. Uno de los templarios sobrevivientes a las torturas admitió: "En aquellas circunstancias hubiera confesado haber asesinado al mismo Dios".

LA GUILLOTINA

El método más famoso de ejecución, normalmente asociado con Francia. Se usó sin embargo de forma primitiva ya en el siglo XIV en Escocia para ejecutar a nobles.

La versión moderna se invento a finales de 1700 por Joseph- Ignace Guillotin, promovió una ley por la cual todas las ejecuciones deberían hacerse con "una máquina que decapitara rápidamente y sin dolor."

La primera persona en perder su cabeza con el dispositivo fue un bandolero el 25 de abril De 1792.

EL SANGRADO

Se creía que la fuerza de las brujas podría ser controlada al hacerlas sangrar. Esto implicaba rebanar o abrir a la víctima en la cara o cerca de una vena importante. Acusados sometidos a esta tortura perdían rápidamente sangre y se desmayaban debido a esto, comprobando que el acusado era asistido por el demonio al sacarle el alma del cuerpo para que no sufriera.

TORTUGA
Comprimir o triturar bajo una madera con peso encima (tambien llamado la tortuga) era un metodo comun entre los ingleses. En esta foto del siglo XVI se muestra la "tortuga" con su variacion de la "balanza", un tronco puesto en la espalda de la victima para que el espinazo se quebrara bajo el peso. En la parte superior del dibujo se puede apreciar un preso en el cepo. Esta tortura es protestante.

EMPALAMIENTO

Una enorme estaca perforaba y atravesaba tu cuerpo de un extremo al otro, se solía perforar al sentenciado por el ano hasta que la estaca salía por la boca. Normalmente en este proceso se solía morir pero se daban casos en los que se sobrevivía al sufrimiento durante casi un día.

El empalamiento siempre se realizaba en público y solía dejar el cadáver a la intemperie para alimentar a los animales carroñeros y servir como escarmiento para el resto de la población.


LA HOGUERA
Es una de las torturas más antiguas, victimas de ella fueron los herejes y brujas. Probablemente la muerte más famosa en la hoguera fue la de Juana de Arco por herejía. San Agustín (354-430) declaró que los herejes, paganos y judíos se quemarían por siempre en el fuego eterno a menos que cumplan con las leyes de la Iglesia Católica, como resultado de esta declaración de este Santo se quemaron cientos de personas como un presagio de lo que estaba por venir.

En Francia, Alemania y Escocia, los gastos de la cárcel y hoguera se cargaban a la propiedad de la víctima o parientes. El quemar una bruja era un espectáculo público grande, la ejecución se llevaba al poco tiempo de dictar sentencia, se contrataba al ejecutor de la justicia para que construyera el lugar de la ejecución y recojiera la madera para la hoguera.

En Escocia, antes de quemar una bruja se la hacia ayunar y orar por varios días, primero se la estrangulaba, entonces su cadáver (muchas veces seminconsciente) y con el cuerpo semidesnudo se ataba a una estaca y se vaciaba encima de su cuerpo un barril de alquitrán para encenderlo. Se creía que si la bruja (víctima) estaba viva no saldrían llamas de su cuerpo, así que los espectadores la golpeaban y pateaban para que la hoguera humana tuviera llamas.

EL TABURETE DE SUMERSIÓN
Normalmente era un castigo muy desagradable dado por lo general a las mujeres. La víctima se ataba a una silla que se colgaba en el extremo de un brazo de libre movimiento, se hundía en el río mas adecuado o en un estanque.

Eran a los operadores del brazo que decidían cuanto tiempo debía estar la víctima bajo el agua, muchas mujeres mayores murieron por temor del agua fría o se las ahogo. Se usó en EE.UU y Gran Bretaña para castigar a violadoras de menores, prostitutas y gruñonas.

LA ATADURA
Esta forma de torturar era muy específicamente para mujeres. Implicaba atar
un palo en el pelo de la mujer y torcer, torcer y torcer de éste. Cuando los brazos de inquisidor se cansaban, le encomendaría ésta tarea a sus colaboradores mientras se contemplaba a la víctima de abajo. No solo el pelo sería desgarrado, sino que muy a menudo se podía observar que el cuero cabelludo estaba abierto exponiéndose el casquillo del craneo. Como era de esperar, solamente a las mujeres con pelo largo o grueso se le practicaba este método de tortura.

LA TURCA
Este método de tortura fue ideado para arrancar las uñas. En 1590 y 1591 Juan Fian fue sujeto a esta y otras tantas torturas en Escocia. Después de que sus uñas fueron arrancadas, le introdujeron clavos en su lugar.

LAS MASCARAS
Estos artilugios, que existían con gran profusión de formas fantasiosas, desde 1500 hasta 1800, se imponían a quienes habían manifestado imprudentemente su descontento hacia el orden, contra las convenciones vigentes, contra la prepotencia del poder o, de cualquier forma, contra el estado de las cosas en general. A través de los siglos, millones de mujeres, consideradas conflictivas por su cansancio de la esclavitud doméstica y los continuos embarazos, fueron humilladas y atormentadas; así el poder eclesiastico exponía el escarnio público a los desobedientes y a los inconformistas. La Iglesia castigaba una larga lista de infracciones menores mediante este metodo.

La inmensa mayoría de las víctimas eran mujeres, y el principio que se aplicaba era siempre el de mullier taceat in ecclesia, la mujer calla en la iglesia. Muchas máscaras incorporaban piezas bucales de hierro, algunas de éstas mutilaban permanentemente la lengua con púas afiladas y hojas cortantes.

Las víctimas encerradas en las máscaras y expuestas en la plaza pública, también eran maltratadas por la multitud. Golpes dolorosos, ser untados con orina y excrementos, y heridas graves (a veces mortales, sobre todo en los senos y el pubis) eran su suerte.

LIMPIEZA DEL ALMA
La creencia catolica es que el alma de las brujas son almas corrompidas. A las víctimas se las limpiaba antes de castigarlas haciéndoles beber cosas calientes o hirvientes; como pueden ser agua, hierros, carbones, e incluso jabón.

FRÍO CALOR
Tortura refinada. Se afeita la cabeza del torturado y se coloca sobre ella dos recipientes, uno con agua hirviendo y otro con agua helada. Se deja caer en la coronilla de la víctima una gota de cada uno de ellos, alternativamente. El cambio brusco de temperatura produce un efecto doloroso.

PURIFICACION DEL ALMA
Las almas malditas se podían limpiar si se hacia ingerir al condenado agua hirviendo, carbón ardiendo o ambas en combinación. Esta tortura solía producirse después de que el prisionero hubiese confesado su herejía cosa que normalmente ocurría tras haber sido previamente torturado, y en muchos casos antes de ser ejecutado.

TORMENTO CHINO
Desconocemos si realmente se inventó en la lejana China. Se introducen astillas bajo las uñas de los dedos de los pies o de las manos y se espera. Si el torturado no confiesa, se prende fuego a las astillas.

LA MELAZA
Se unta a la víctima con melaza y se la deja inmovilizada en las inmediaciones de un hormiguero. Es especialmente eficaz en las zonas tropicales, donde existen especies de hormigas particularmente voraces.

BOTA MALAYA
La bota malaya es un artilugio con forma de bota de madera con un mecanismo de prensado. Al girar la palanca, la bota se va encogiendo por dentro. El resultado final es como si a una persona que calza el 42 se le pone una bota de madera del 30: huesos del pie rotos y terribles dolores.

EL BRASERO
Simple pero efectivo. Se calienta en una fragua o brasero un hierro al rojo vivo y se quema con él diferentes partes del cuerpo del torturado, al cual se le mantiene inmovilizado. El torturador puede actuar sobre distintas zonas del cuerpo donde el dolor es más o menos intenso, prolongando el sufrimiento como desee.

EL YELMO
Se coloca al individuo un yelmo de metal de unos 40 cm de diámetro y se introducen en su parte superior un par de ratas hambrientas, que se alimentarán vorazmente con la cara de la víctima. Existen variantes para otras partes del cuerpo, como por ejemplo los genitales.

INSOMNIO
En Inglaterra ésta tortura no fue permitida contra las brujas, la tortura por insomnio era provocada por tal afección, y las autoridades no la consideraban una tortura. Se uso en herejes menores.

CAMINANTE
Esta "suave" tortura usada principalmente en Inglaterra se la empleaba en conjunto con la tortura del insomnio, consistía en hacer caminar y recorrer a la victima hasta que se cansara y le salieran ampollas en los pies.

LA ESPINILLA
Tortura aplicada en las piernas, la parte redonda se colocaba en la pantorrilla y la plana en la canilla, se ajustaba los tornillos hasta astillar el hueso, en casos extremos se apretaba hasta que la sangre y la medula chorreaban por la pierna de la víctima. Fue muy usada para sacar información y confesiones.

LA SILLA DE INTERROGATORIOS
Se trataba de un utensilio básico del inquisidor. El efecto de los pinchos sobre la víctima, siempre desnuda, es evidente y no necesita comentarios. Ésta sufre atrozmente desde el primer instante del interrogatorio, que puede ser más intenso si se aplican sacudidas o golpes en brazos, piernas u otras partes del cuerpo.

El asiento era muchas veces de hierro, de manera que se podía calentar con un brasero o una antorcha. Hoy en día esta función la realiza la electricidad.

La víctima debía sentarse totalmente desnuda sobre este sillón. Esta sufre de manera atroz mientras, el inquisidor con aire tranquilo y músculos tensos, comenzaba a realizar las preguntas al acusado, mientras un escribano tomaba apuntes de la sesión.

Si el inquisidor lo creía conveniente podía mandar al verdugo golpear al preso, lo que provocaba que los pinchos entrasen con más profundidad en la piel o incluso si el asiento era de hierro mandarlo calentar para que los pinchos al rojo vivo entrasen mejor en la piel. Generalmente el reo no tardaba demasiado en admitir su culpabilidad (aunque fuese inocente, pues prefería terminar pronto con el suplicio). Dependiendo del inquisidor el preso seria llevado a la hoguera o se pudriría en un sucio calabozo expiando sus pecados.

DESPUÉS DE LA INQUISICIÓN:

Después de la Inquisición Española, las peores torturas ocurrieron en Alemania, Francia, Italia y Suiza. Estos crímenes fueron perpetrados por inquisidores católicos y protestantes por igual. Después que el Rey Jaime VI llegara al trono en Escocia, ese país comenzó a utilizar brutales métodos de tortura también. La tortura no fue menos extrema y común en Inglaterra, Irlanda y Escandinavia. Durante los Juicios de Salem en América, la tortura también fue utilizada, pero era extremadamente suave comprado a los métodos usados en Europa.

La mayoría de los métodos empleados en Europa siguieron un modelo. Al igual que los inquisidores españoles, el torturador comenzaba su labor explicándole a su “cliente” los pasos a seguir y el daño que se le iba a ocasionar es sus cuerpos. Muchas veces obtenía una confesión del acusado con la simple explicación y un rápido vistazo al taller del inquisidor. Sus herramientas de trabajo hacían una gran impresión sobre las mentes de los acusados. Una declaración en estas condiciones era considerada una “confesión voluntaria”. Si el acusado no confesaba se decretaba que su falta de miedo ante las circunstancias era prueba de su alianza con el demonio.

Habiendo superado esta primera etapa, generalmente a la víctima se la desnudaba y afeitaba, después se la pinchaba en diferentes partes del cuerpo con puntas de metal, frias o al rojo vivo, estos procedimientos causaban terribles marcas y quemaduras las cuales eran interpretadas como las marcas del demonio, por otra parte algunos inquisidores utilizaban pinchos retractables, así de ésta forma el acusado no sentiría ningún dolor, comprobando asi que el demonio asistía a la bruja o al hereje. La mayoria no confesaba a esta altura de los ejercicios y por lo tanto continuaban las torturas a un nivel mas alto.

Mientras la victima era torturada, el sacerdote o ministro realizaba preguntas y el notario tomaba notas. Había un gran margen de error, especialmente cuando la interrogacion no era en su lengua natal o dialecto.

La tortura duraría hasta que la victima confesara. El torturador debía tener mucho cuidado y no matar a la victima antes que ésta confesara de otra forma el Señor perdería un alma. Si la victima no llegaba a confesar en la primera ronda de tortura, el delirante desafortunado era llevado nuevamente a su mazmorra para que pueda recuperar fuerzas y poder volver otro día. Cada ronda seria más brutal que la anterior.

Los “servicios” efectuados por el torturador y demás oficiales eran pagados con dinero de la víctima. Si la víctima no tenía dinero, se le forzaba a sus parientes a pagar no solamente la comida y alojamiento del torturador y los oficiales sino también sus honorarios profesionales, viatico, entretenimiento para despejar su mente y forraje para sus caballos.

Pero la labor divina no terminaba allí. Una vez que la victima confesaba, generalmente porque no aguantaba más las torturas se la condenaba a muerte. En su camino hacia su final, se la torturaba aun mas por medios de golpes, latigazos, quemaduras, hierros al rojo vivo y cercenacion de dedos, manos y lenguas. Las partes del cuerpo cortadas eran clavadas al patíbulo y así el torturador lograba cobrar un bono especial.

¿Qué clase de ser humano tortura a otro?

Extraído de:
http://google.es
http://www.taringa.net
http://mgar.net/var/inqui.htm
Libro: Malleus Maleficarum (Kramer, Heinrich)
http://www.planetabenitez.com
http://science.portalhispanos.com

Nota:

Libros prohibidos durante la Inquisición: